domingo, 3 de julio de 2016

LA UNIDAD TACTICA DE COMBATE SIMON BOLIVAR. UN COMANDO QUE DURO TRES AÑOS Y MEDIO.

LA UNIDAD TACTICA DE COMBATE SIMON BOLIVAR. UN COMANDO QUE DURO TRES AÑOS Y MEDIO.

Esta vivencia la he dividido en tres capítulos.

Capítulo 1. Inicio de la gestión y desplazamiento hacia la frontera sur del país.
Capítulo 2. El Caracazo.
Capítulo 3. La Toma de las sedes de la Policía Metropolitana.

VIVENCIAS DE UN INFANTE DE MARINA
Inicio de la gestión y desplazamiento hacia la frontera sur del país.
Capítulo 1
En Diciembre de 1986 finalizaba el Curso XXX de Comando y Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra Naval y salíamos de vacaciones navideñas hasta mediados del mes de enero de 1987, ver foto mas abajo. El comando superior me designo para ocupar el cargo de Segundo Comandante de la Unidad de Táctica de Combate Simón Bolívar, unidad primogénita y elite de la Infantería de Marina, ubicada en Maiquetía, Estado Vargas.

Ocupe ese cargo hasta agosto de ese año y releve al CN EDDY RAMIREZ POVEDA, ya como comandante y la experiencia adquirida durante los meses como Segundo Comandante me sentí seguro de mi nuevo cargo.


Recién iniciado mi comando llego la orden para que dos de mis compañías fueran destacadas hacia la frontera sur del país. Una iría a la ciudad de Puerto Ayacucho, Edo Amazonas, de manera permanente y seria el comienzo de lo que en el futuro cercano se convertiría en la UTACRIPI Unidad Táctica de Combate Ribereño Piar y la otra compañía seria destacada en las vecindades de la población La Victoria del Estado Apure, formando el Puesto Naval Rio Arauca Internacional, cuya misión seria brindar seguridad a las 6 dragas del Instituto Nacional de Canalizaciones quienes ejecutaban el dragado del Rio Arauca, en el cual se había producido una fuga de agua que penetraba a Colombia y donde la mayor parte del caudal del rio se iba hacia ese país. Es lo que se llamaba Fuga de Bayonero. Las dragas sacaban arena del rio y la vertían hacia el lado de Venezuela ya que en época de lluvia y por ser nosotros aguas abajo se producían severas inundaciones. Con esta canalización se buscaba controlar al rio en su cauce normal y minimizar las inundaciones. Otro trabajo que se ejecutaba era reducir la boca de la Fuga de Bayonero para llevarlo a un tamaño tal donde se reduciría grandemente la cantidad de agua que se iba a Colombia y reducía severamente el caudal del rio y la posibilidad que llegara a secarse. Estos trabajos se hacían con presupuesto venezolano. Colombia permitió los trabajos pero se negó a cancelar el costo de la obra. Ellos se beneficiaban con la fuga del caudal del rio hacia sus tierras interiores.
Esta unidad confrontaba el problema que al estar en frontera, en el lado colombiano operaban las FARC y el ELN, grupos guerrilleros narcotraficantes, que continuamente atacaban las unidades militares venezolanas porque nosotros impedíamos su entrada al país cuando ellos huían de las persecuciones de las fuerzas armadas colombianas.
Cada 45 días se debía relevar esta compañía con otra de mi unidad táctica. Se desplazaban en autobuses de turismo y al llegar de regreso a la UTACBO salían de permiso especial por 15 días.

Eso hacía de mi comando una situación siugeneris y en extremo peligroso porque yo era responsable de lo que ocurriera en esas unidades destacadas a más de 800 kms de su sede natural. Yo mismo me obligaba a llevarles su sueldo mensual para así pasar revista y ver en qué condiciones se encontraban. Me iba en un vuelo de PDVSA hasta Guadualito, cerca quedaba el Apostadero Naval Tomas Vega, en el pueblo El Amparo y desde allí me trasladaban en un jeep hasta la población La Victoria donde una lancha me llevaba hasta el Puesto Naval PNRAI. Pernoctaba una noche y al día siguiente regresaba de la misma forma como vine y en avión volábamos de nuevo a Maiquetía. Como Comandante de unidad era un gran riesgo ser capturado o atacado por algún grupo guerrillero. Se imaginaran que la cosa no era tan fácil. Esa unidad fue atacada por grupos guerrilleros y en una oportunidad, bajo engaño y contraviniendo órdenes de no hacer amistad con los civiles de la zona porque habían muchos guerrilleros que andaban fingiendo ser pescadores, el sargento encargado del puesto hizo amistad con unos lancheros que pasaban por la zona y una tarde le ofrecieron unos pescados. Cuando se estaban acercando, abrieron fuego y asesinaron al jefe del puesto con la suerte que los demás infantes reaccionaron según lo acordado y los guerrilleros se dieron a la fuga.

En otra oportunidad, el sargento de la draga se lanzó al rio para bañarse y no salió. Aparentemente  había caído en un remolino del rio y quedo atrapado. Apareció al tercer día, muy comido por los peces.

El tercer hecho doloroso fue el de un infante de marina que parece no aguanto la presión y la responsabilidad de estar en una zona tan peligrosa y una tarde se fue a la cocina y se suicidó disparándose un tiro en la cabeza.

Como verán, tres hechos muy dolorosos de personal militar que conocía y a quienes me correspondió entregar a sus familiares en una urna metálica. Una responsabilidad muy grande pero como dice el dicho que cuando ingresamos a la carrera de las armas, debemos entender que estas situaciones pueden ocurrir.

De esa experiencia mis hombres se sentían muy orgullosos de arriesgar su vida en la frontera sur de Venezuela y por ellos los empecé a llamar LOS GUERREROS DE LA UTACBO. Muchos infantes, entre ellos mi conductor y mi ordenanza me pedían que los enviara con una de las compañías a prestar servicio por 45 días y así llegar orgullosos de haber estado en esas zonas. Quien no iba se sentía menos que los demás y los llamaban: asimilados. 

Estas comisiones duraron año y medio, después de ese tiempo el Comando Superior decidió crear dos unidades tácticas en la frontera. Una la UTACRIPI como ya les dije, en Puerto Ayacucho y la otra en El Amparo, Edo Apure llamada Unidad Táctica de Combate Ribereña Páez.

Finalizaba para mí una vivencia por demás arriesgada y complicada.

Ya lograda la integridad de mi unidad de combate en su sede original, pasamos a efectuar las actividades propias de una unidad de infantería de marina como son las operaciones anfibias y tareas asignadas por el Ministerio de la Defensa como eran la entrega de los libros y uniformes escolares, la instrucción pre militar a los liceos y los planes de contingencia del Estado Vargas.
A partir de allí, con todos mis oficiales y tropa pudimos llevar a cabo una gestión de comando muy productiva y gratificante.
Otra experiencia muy positiva fue coordinar con mis compañeros de promoción, comandantes de buques transportes, que iban cada cierto tiempo a la ciudad de Miami a traer mercancías para los comisariatos, para que embarcaran a los infantes de marina que eran los mejores calificados en sus respectivas compañías. Eran 10 los infantes premiados y eso elevo a millón el espíritu de cuerpo, las disciplina y la moral de mi gente. A bordo trabajaban en diversas labores y cuando llegaban a puerto salían francos. Las narraciones de sus experiencias a sus compañeros al regreso, hacia que aumentara la eficiencia de mi unidad disminuyendo la deserción y los retardos de franquía.

Otra medida que tome fue eliminar el trote a la 5 y 30 am. Yo siempre había considerado que todo oficial de infantería de marina tenía que acostumbrarse a trotar a horas más inclementes que el suave trote del amanecer. Si usted corre al mediodía, el día que tenga que hacer un desembarco en la madrugada será pan comido. Otra razón que no justificaba era que mis oficiales, suboficiales y sargentos casados se tuvieran que levantar en sus casas a las 4 am y tomar carros por puesto para llegar a sus unidades con el consiguiente riesgo de ser asaltados y perder su arma de reglamento. El asunto fue que me tuve que enfrentar al Jefe de Operaciones del Comando de la Infantería de Marina quien se negaba a aceptar mi propuesta, pero al explicarle mi situación al Comandante de la Infantería de Marina (COMIM) VA ESCOBAR OCHOA, quien ya había sido comandante de mi unidad y conocía esta situación, me ordeno que siempre y cuando se cumpliera el programa de adiestramiento, procediera.

A comienzos del año 1990 asumí el riesgo de ser evaluado por el personal profesional, sargentos y tropa de mi unidad. Lo consulte con el COMIM y dijo dale pero es un riesgo. Le dije que los resultados serían de mi propio conocimiento. Recordé la experiencia que tuve con el Curso Naval de la ENV en 1982. Prepare una encuesta con 55 preguntas donde tenían que responder marcando con una X y no se identificarían. Llame primero a los 22 oficiales, luego a los 8 SOPC, después a los sargentos y por ultimo a un grupo de clases e infantes. No podía hacerlo para todos pero los escogidos fueron seleccionados por los comandantes de pelotón. El resultado para mí fue altamente satisfactorio. Si tenía que resaltar algo negativo fue que muchos consideraban que “el comandante aconseja demasiado”, “el comandante habla demasiado” y “el comandante regaña mucho”.

Esas eran parte de mis preguntas, muchas otras eran: Invitarías al comandante a tu casa, seguirías su ejemplo, irías a la guerra con él, su familia es tu ejemplo, se preocupa por tus problemas, te aconseja, le contarías un problema personal, te resuelve tus problemas y así muchas cosas que se me ocurrieron y que como solo yo sabría los resultados pues viví esa experiencia. Le comente lo ocurrido al COMIM y me dijo: muy pocos se atreverían a hacer eso en su unidad.

Como un detalle a destacar fue un sub oficial que en su planilla coloco todo lo contrario a lo que yo esperaba. Me alarme, dije: tengo un enemigo en la unidad. Por descarte llegue a uno de quien no esperaba esas respuestas pero lo llame y le dije: eres mi enemigo? Y me dijo: no mi comandante, lo que pasa es que cuando hice la encuesta usted había designado a otro compañero para el curso de sanidad que yo quería y eso me molesto mucho.

Bueno, hasta aquí llevo esta narración. En los capítulos 2 y 3 narrare dos acontecimientos que marcaron mi gestión de mando: EL CARACAZO y LA TOMA DE LOS PUESTOS DE LA POLICIA METROPOLITANA por la huelga que estos habían iniciado en Caracas.

1 comentario:

  1. Utcbo unidad donde presté mi servicio militar bajo el mando de cf Luis Cabrera Aguirre y mi comandante de pelotón alférez de navío Juan Carlos Texeira Jorge contingente octubre 82 cúmplase Ángel Ruiz matrícula 56903 cabo primero

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