sábado, 23 de julio de 2016

Capítulo 2 El CARACAZO

LA UNIDAD TACTICA DE COMBATE SIMON BOLIVAR. UN COMANDO QUE DURO TRES AÑOS Y MEDIO.

VIVENCIAS DE UN INFANTE DE MARINA
Capítulo 2
El CARACAZO

Como dije en el primer capítulo, después de un turbulento año y medio de cumplir las obligaciones propias de toda unidad de la Infantería de Marina, además de las otras asignadas en la frontera sur del país, comenzamos a trabajar en equipo y unidad de comando.


Indiscutiblemente que la rutina absorbe aunque de vez en cuando aparecían misiones esporádicas. Una de ellas fue en diciembre del año 1988 cuando estábamos de permiso navideño fuimos informados de unos derrumbes por las lluvias en el área del Litoral guaireño y hubo que llevar damnificados a los galpones de la almacenadora Caracas y se le ordeno al Comando de la Infantería de Marina el apoyo de seguridad y alimentación al personal allí recluido. Por supuesto, la unidad a la que le asignaron la comisión fue a mi unidad táctica. Éramos el brazo derecho del COMIM.

Envié al segundo comandante para que efectuara un reconocimiento y estableciera que se necesitaba para cumplir las tareas asignadas.

Procedimos a buscar algún área para establecer el depósito de alimentos, área de baños, dormitorios, zona de enfermería y organizarnos para establecer reglas que tendríamos que indicar a las familias allí ubicadas. Esas personas solo llevaban lo poco que habían salvado. Gracias al apoyo de la Dirección de Suministro de la Armada se contó con los alimentos necesarios y con una cocina de campaña se procedió a confeccionar las tres comidas diarias. Cada dos días iba el médico de la unidad a pasar revista y había que poner un horario para levantarse y dormir a todo el personal. También se presentaba el problema de los naturales casos de indisciplina propios de gente que no estaba acostumbrada a la disciplina militar. De noche se presentaban casos de gente que se salía de la zona, que querían andar a su libre albedrio, teníamos que tener cuidado con los niños que las madres dejaban solos o evitar cualquier violación que pudiera ocurrir.

En fin, toda una situación que había que manejar con mucho cuidado para evitar que se nos saliera de las manos. Como es lógico, después de varias semanas, mis oficiales empezaron a quejarse que las personas refugiadas no querían hacer aseo a los baños que ellos mismos usaban, ya querían exigir mejores comidas, no querían controles, no limpiaban sus propias áreas donde dormían. En fin, querían hacer lo que les diera la gana. El asunto fue que me dirigí al Comandante de la Infantería de Marina y le sugerí que nos fuéramos y dejáramos el refugio en manos del Alcalde de Vargas. COMIM llamo al Alcalde y le dijo que en 72 horas retiraría la cocina y el personal militar y que ellos deberían asumir la alimentación y seguridad de esas personas. Pasaron las 72 horas y nadie se presentó a tomar responsabilidad del área de refugio.

Procedí a retirar a mis efectivos militares y se produjo el caos. La gente tranco la calle y pidió que la Alcaldía se presentara en el sitio. El Alcalde exigió que nos quedáramos unos días más y COMIM le dijo que negativo, que le habíamos advertido 72 horas antes que nos retiraríamos del sitio.

El Alcalde se tuvo que poner a correr para apoyar a los damnificados de la Almacenadora Caracas. Esa gente paso años en ese sitio. Cada vez que pasaba por allí veía como se había convertido en unos ranchos de concreto.

El 27 de  feb de 1989 tuvimos noticias de una situación que pudimos ver por los canales de televisión. Mucha gente de los barrios populares estaba saqueando negocios de todo tipo. Ese día era todo un agite. Quedábamos sorprendidos de ver que no se hacía algo. Que esperaban para dar la orden de aplicar correctivos. El día 28 de febrero mi unidad amaneció con cauchos que la gente estaba quemando a unos metros del portalón de la unidad. Llame al Comandante de la Infantería de Marina pidiéndole autorización para actuar y eliminar esos focos de provocación. Me dijo que negativo, que aún no habían ordenado aplicar el Plan Ávila que se usaba para custodiar zonas neurálgicas de la zona y control de motines. 

Pasaban las horas y nada que llegaba la orden. Mientras tantos quedábamos sorprendidos como por los canales de televisión aparecían imágenes de los saqueos y nadie actuaba. Por fin en la noche del 28 de febrero llego la orden de actuar y proceder aplicar el Plan Ávila. Inmediatamente se ordenó un toque de queda a las 8 pm hasta las 6 am del día siguiente hasta nueva orden. 

Se procedió a eliminar los cauchos incendiados, se estableció seguridad en los puntos críticos como bombas, supermercados, CANTV y áreas sensibles. De noche salían las patrullas a verificar el cumplimiento del toque de queda. Cada oficial que efectuaba su recorrido me informaba novedades y yo llamaba a COMIM para mantenerlo informado. 

Una noche me llego un Alférez de Navío para informarme que habían detenido a un ciudadano que se encontraba sin camisa cambiando un caucho. Se procedió a detenerlo y el oficial me manifestó que el ciudadano, de manera altanera, le grito diciendo que él era una autoridad del Estado y no podían detenerlo. Enfrento al oficial y el sargento le dio un culatazo. Inmediatamente se le ordeno que se fuera a su casa.

Al día siguiente llego a mi oficina el Comandante de Apoyo de la IM, quien era superior mío en el Agrupamiento que tenía sede de cuatro unidades. Entro acompañado de un joven que se identificó como Director de Tránsito y me manifestó que había sido golpeado y ofendido por un oficial. El Comandante de Apoyo me dijo: Torres hay que sancionar a ese oficial, me limite a decirle que yo haría las averiguaciones correspondientes y le informaría de inmediato. Cuando el Director de Transito se fue le dije al Capitán de Navío: mi Capitán yo conozco ese caso desde anoche y ya le había informado al COMIM, ese señor le falto el respeto al oficial, estaba sin camisa violando el toque de queda e intento amenazar al oficial y el sargento le dio un culatazo. Así que al oficial no se le puede sancionar porque ese Director de Transito debió ser detenido. El Capitán de Navío no estuvo de acuerdo con mi explicación y me exigió que sancionara al oficial. Le dije, déjeme hablar con el COMIM y que decida el que haremos. Por supuesto, COMIM me dio el apoyo y el oficial no fue sancionado.

En otra oportunidad,  todo el fin de semana ocurrió sin novedad, el día lunes me llega una familia donde una señora me informa que el día domingo un oficial había penetrado a su casa, acompañado de varios infantes de marina, y habían registrado toda la casa y que su esposo se había arrodillado ante ese oficial, llorando y suplicándole que no le hiciera nada a él y su familia. Además me dijo que en la requisa les habían robado 700 bs. Que todo se había originado porque su esposo le había ofrecido cerveza a uno de los infantes de guardia. Yo estaba sorprendido, les pregunte que donde Vivian y me dijeron que en los bloques frente al aeropuerto de Maiquetía. Les dije que iniciaría una investigación y que tuvieran la seguridad que yo les informaría los resultados.

Inmediatamente llame al oficial que había estado de guardia en esa área y lo interrogue. Le pregunte si hubo novedades el día domingo y me dijo que ninguna. Le dije, si hubo, retírate y cuando estés dispuesto a hablar, regresas. Después de varios minutos, regreso. Me dijo: mi Comandante hubo una novedad con un ciudadano que le ofreció cerveza a uno de mis infantes, yo me moleste muchísimo y le fui a reclamar al apartamento donde vivía. Le pregunte: ese ciudadano se arrodillo y te pidió que no le hicieras nada a su familia? Estaban sus hijitas llorando? Me dijo que sí. Sabes que se perdieron 700 bs en esa casa? Me dijo que no sabía, que eso era mentira. Bueno, le dije, como tú no me informaste esa novedad, debo entender que sabias que no habías actuado bien y por eso me lo ocultaste. Cometiste un gran abuso y esta noche TÚ y YO vamos a ir a esa casa, vas a pedirle perdón a esa familia y le entregaras los 700 bs que ellos dicen que se extraviaron. El oficial me dijo que él creía que no debería hacer eso. Yo le dije, en este momento salgo a informarle esta novedad al COMIM y al regresar me dices si aún mantienes tu negativa a hacer lo que te dije. Tú decides. Si te niegas a hacerlo, esta novedad subirá a otro nivel y no sé qué pasara contigo. Dicho y hecho, fui a la oficina de COMIM, le informe lo sucedido, le dije que iría con el oficial a esa casa y me dijo que estaba bien, que lo mantuviera informado.

Al regresar a la unidad el oficial me informo que cumpliría la orden que le di y a las 7 pm estábamos llegando al apartamento de la familia. El marido estaba muy nervioso, el oficial se disculpó y entrego el dinero que supuestamente habían extraído. Le dije al esposo que aprendiera la experiencia vivida y no se le ocurriera de nuevo ofrecer bebidas alcohólicas a un centinela de guardia porque debieron de haberlo detenido y llevado a la policía.

A ese oficial nunca se le olvidara la lección que le di. No sé si me lo agradece o si me tiene bronca por lo que le ordene hacer. Pienso que hice lo correcto y salve el buen nombre de mi institución porque ella no es responsable de lo que uno de sus integrantes haga.

El resto de los días se cumplieron sin novedad hasta el fin de la misión. 

De regreso no nos imaginábamos que meses después deberíamos cumplir una misión muy delicada: la toma de los puestos policiales de Vargas por la huelga de los policías metropolitanos.



domingo, 3 de julio de 2016

LA UNIDAD TACTICA DE COMBATE SIMON BOLIVAR. UN COMANDO QUE DURO TRES AÑOS Y MEDIO.

LA UNIDAD TACTICA DE COMBATE SIMON BOLIVAR. UN COMANDO QUE DURO TRES AÑOS Y MEDIO.

Esta vivencia la he dividido en tres capítulos.

Capítulo 1. Inicio de la gestión y desplazamiento hacia la frontera sur del país.
Capítulo 2. El Caracazo.
Capítulo 3. La Toma de las sedes de la Policía Metropolitana.

VIVENCIAS DE UN INFANTE DE MARINA
Inicio de la gestión y desplazamiento hacia la frontera sur del país.
Capítulo 1
En Diciembre de 1986 finalizaba el Curso XXX de Comando y Estado Mayor en la Escuela Superior de Guerra Naval y salíamos de vacaciones navideñas hasta mediados del mes de enero de 1987, ver foto mas abajo. El comando superior me designo para ocupar el cargo de Segundo Comandante de la Unidad de Táctica de Combate Simón Bolívar, unidad primogénita y elite de la Infantería de Marina, ubicada en Maiquetía, Estado Vargas.

Ocupe ese cargo hasta agosto de ese año y releve al CN EDDY RAMIREZ POVEDA, ya como comandante y la experiencia adquirida durante los meses como Segundo Comandante me sentí seguro de mi nuevo cargo.


Recién iniciado mi comando llego la orden para que dos de mis compañías fueran destacadas hacia la frontera sur del país. Una iría a la ciudad de Puerto Ayacucho, Edo Amazonas, de manera permanente y seria el comienzo de lo que en el futuro cercano se convertiría en la UTACRIPI Unidad Táctica de Combate Ribereño Piar y la otra compañía seria destacada en las vecindades de la población La Victoria del Estado Apure, formando el Puesto Naval Rio Arauca Internacional, cuya misión seria brindar seguridad a las 6 dragas del Instituto Nacional de Canalizaciones quienes ejecutaban el dragado del Rio Arauca, en el cual se había producido una fuga de agua que penetraba a Colombia y donde la mayor parte del caudal del rio se iba hacia ese país. Es lo que se llamaba Fuga de Bayonero. Las dragas sacaban arena del rio y la vertían hacia el lado de Venezuela ya que en época de lluvia y por ser nosotros aguas abajo se producían severas inundaciones. Con esta canalización se buscaba controlar al rio en su cauce normal y minimizar las inundaciones. Otro trabajo que se ejecutaba era reducir la boca de la Fuga de Bayonero para llevarlo a un tamaño tal donde se reduciría grandemente la cantidad de agua que se iba a Colombia y reducía severamente el caudal del rio y la posibilidad que llegara a secarse. Estos trabajos se hacían con presupuesto venezolano. Colombia permitió los trabajos pero se negó a cancelar el costo de la obra. Ellos se beneficiaban con la fuga del caudal del rio hacia sus tierras interiores.
Esta unidad confrontaba el problema que al estar en frontera, en el lado colombiano operaban las FARC y el ELN, grupos guerrilleros narcotraficantes, que continuamente atacaban las unidades militares venezolanas porque nosotros impedíamos su entrada al país cuando ellos huían de las persecuciones de las fuerzas armadas colombianas.
Cada 45 días se debía relevar esta compañía con otra de mi unidad táctica. Se desplazaban en autobuses de turismo y al llegar de regreso a la UTACBO salían de permiso especial por 15 días.

Eso hacía de mi comando una situación siugeneris y en extremo peligroso porque yo era responsable de lo que ocurriera en esas unidades destacadas a más de 800 kms de su sede natural. Yo mismo me obligaba a llevarles su sueldo mensual para así pasar revista y ver en qué condiciones se encontraban. Me iba en un vuelo de PDVSA hasta Guadualito, cerca quedaba el Apostadero Naval Tomas Vega, en el pueblo El Amparo y desde allí me trasladaban en un jeep hasta la población La Victoria donde una lancha me llevaba hasta el Puesto Naval PNRAI. Pernoctaba una noche y al día siguiente regresaba de la misma forma como vine y en avión volábamos de nuevo a Maiquetía. Como Comandante de unidad era un gran riesgo ser capturado o atacado por algún grupo guerrillero. Se imaginaran que la cosa no era tan fácil. Esa unidad fue atacada por grupos guerrilleros y en una oportunidad, bajo engaño y contraviniendo órdenes de no hacer amistad con los civiles de la zona porque habían muchos guerrilleros que andaban fingiendo ser pescadores, el sargento encargado del puesto hizo amistad con unos lancheros que pasaban por la zona y una tarde le ofrecieron unos pescados. Cuando se estaban acercando, abrieron fuego y asesinaron al jefe del puesto con la suerte que los demás infantes reaccionaron según lo acordado y los guerrilleros se dieron a la fuga.

En otra oportunidad, el sargento de la draga se lanzó al rio para bañarse y no salió. Aparentemente  había caído en un remolino del rio y quedo atrapado. Apareció al tercer día, muy comido por los peces.

El tercer hecho doloroso fue el de un infante de marina que parece no aguanto la presión y la responsabilidad de estar en una zona tan peligrosa y una tarde se fue a la cocina y se suicidó disparándose un tiro en la cabeza.

Como verán, tres hechos muy dolorosos de personal militar que conocía y a quienes me correspondió entregar a sus familiares en una urna metálica. Una responsabilidad muy grande pero como dice el dicho que cuando ingresamos a la carrera de las armas, debemos entender que estas situaciones pueden ocurrir.

De esa experiencia mis hombres se sentían muy orgullosos de arriesgar su vida en la frontera sur de Venezuela y por ellos los empecé a llamar LOS GUERREROS DE LA UTACBO. Muchos infantes, entre ellos mi conductor y mi ordenanza me pedían que los enviara con una de las compañías a prestar servicio por 45 días y así llegar orgullosos de haber estado en esas zonas. Quien no iba se sentía menos que los demás y los llamaban: asimilados. 

Estas comisiones duraron año y medio, después de ese tiempo el Comando Superior decidió crear dos unidades tácticas en la frontera. Una la UTACRIPI como ya les dije, en Puerto Ayacucho y la otra en El Amparo, Edo Apure llamada Unidad Táctica de Combate Ribereña Páez.

Finalizaba para mí una vivencia por demás arriesgada y complicada.

Ya lograda la integridad de mi unidad de combate en su sede original, pasamos a efectuar las actividades propias de una unidad de infantería de marina como son las operaciones anfibias y tareas asignadas por el Ministerio de la Defensa como eran la entrega de los libros y uniformes escolares, la instrucción pre militar a los liceos y los planes de contingencia del Estado Vargas.
A partir de allí, con todos mis oficiales y tropa pudimos llevar a cabo una gestión de comando muy productiva y gratificante.
Otra experiencia muy positiva fue coordinar con mis compañeros de promoción, comandantes de buques transportes, que iban cada cierto tiempo a la ciudad de Miami a traer mercancías para los comisariatos, para que embarcaran a los infantes de marina que eran los mejores calificados en sus respectivas compañías. Eran 10 los infantes premiados y eso elevo a millón el espíritu de cuerpo, las disciplina y la moral de mi gente. A bordo trabajaban en diversas labores y cuando llegaban a puerto salían francos. Las narraciones de sus experiencias a sus compañeros al regreso, hacia que aumentara la eficiencia de mi unidad disminuyendo la deserción y los retardos de franquía.

Otra medida que tome fue eliminar el trote a la 5 y 30 am. Yo siempre había considerado que todo oficial de infantería de marina tenía que acostumbrarse a trotar a horas más inclementes que el suave trote del amanecer. Si usted corre al mediodía, el día que tenga que hacer un desembarco en la madrugada será pan comido. Otra razón que no justificaba era que mis oficiales, suboficiales y sargentos casados se tuvieran que levantar en sus casas a las 4 am y tomar carros por puesto para llegar a sus unidades con el consiguiente riesgo de ser asaltados y perder su arma de reglamento. El asunto fue que me tuve que enfrentar al Jefe de Operaciones del Comando de la Infantería de Marina quien se negaba a aceptar mi propuesta, pero al explicarle mi situación al Comandante de la Infantería de Marina (COMIM) VA ESCOBAR OCHOA, quien ya había sido comandante de mi unidad y conocía esta situación, me ordeno que siempre y cuando se cumpliera el programa de adiestramiento, procediera.

A comienzos del año 1990 asumí el riesgo de ser evaluado por el personal profesional, sargentos y tropa de mi unidad. Lo consulte con el COMIM y dijo dale pero es un riesgo. Le dije que los resultados serían de mi propio conocimiento. Recordé la experiencia que tuve con el Curso Naval de la ENV en 1982. Prepare una encuesta con 55 preguntas donde tenían que responder marcando con una X y no se identificarían. Llame primero a los 22 oficiales, luego a los 8 SOPC, después a los sargentos y por ultimo a un grupo de clases e infantes. No podía hacerlo para todos pero los escogidos fueron seleccionados por los comandantes de pelotón. El resultado para mí fue altamente satisfactorio. Si tenía que resaltar algo negativo fue que muchos consideraban que “el comandante aconseja demasiado”, “el comandante habla demasiado” y “el comandante regaña mucho”.

Esas eran parte de mis preguntas, muchas otras eran: Invitarías al comandante a tu casa, seguirías su ejemplo, irías a la guerra con él, su familia es tu ejemplo, se preocupa por tus problemas, te aconseja, le contarías un problema personal, te resuelve tus problemas y así muchas cosas que se me ocurrieron y que como solo yo sabría los resultados pues viví esa experiencia. Le comente lo ocurrido al COMIM y me dijo: muy pocos se atreverían a hacer eso en su unidad.

Como un detalle a destacar fue un sub oficial que en su planilla coloco todo lo contrario a lo que yo esperaba. Me alarme, dije: tengo un enemigo en la unidad. Por descarte llegue a uno de quien no esperaba esas respuestas pero lo llame y le dije: eres mi enemigo? Y me dijo: no mi comandante, lo que pasa es que cuando hice la encuesta usted había designado a otro compañero para el curso de sanidad que yo quería y eso me molesto mucho.

Bueno, hasta aquí llevo esta narración. En los capítulos 2 y 3 narrare dos acontecimientos que marcaron mi gestión de mando: EL CARACAZO y LA TOMA DE LOS PUESTOS DE LA POLICIA METROPOLITANA por la huelga que estos habían iniciado en Caracas.